¿Qué nos lleva a ser parte de la oferta, la demanda y el consumo? ¿Qué motiva a algunos a ser los productores? ¿Qué deja a los otros en el papel de consumidores? ¿Por qué no todos podemos lograr ambos estatus?
Preguntarse acerca de estos temas es interesante porque te planteas algunas cuestiones básicas sobre el sistema en el que vivimos actualmente, dentro de un marco capitalista donde lo principal se trata de los tres términos que mencioné antes: oferta, demanda y consumo. Pero, a diferencia del típico modelo hiperestructurado establecido por las grandes compañías que incitan u obligan a todas las personas a comprar cosas que no son necesarias pero creen que así es, el hecho de que una persona se dé la oportunidad para obtener productos propios que pueden ayudar a su propia economía en la venta de los mismos es algo que se puede admirar porque son parte de un grupo de personas que, para mí, son en cierta medida inventores. No inventarán cosas nuevas ni originales, pero ofrecen un producto que en un momento determinado puede ser útil para una persona en concreto.
Hay muchas ocasiones y casos en los que un emprendimiento no funciona. Ya sea porque no hay demanda, porque la idea no termina de ser atractiva, porque no hay el suficiente apoyo a la misma, porque llega demasiado tarde o demasiado pronto, porque trata de pasarse de único, por ser demasiado genérico... El mundo de las ideas mezclado con el económico es una combinación completamente aterradora porque da espacio a que, aunque seas un novato, el mínimo error sea el peor de tu vida. Puedes quedar en bancarrota por solo intentarlo y aunque tengas las precauciones más planeadas, un mínimo error será tu perdición si no sabes gestionar tus recursos con cuidado. Pero en los casos que funciona, en los que un emprendimiento logra despegar, encuentra un equilibrio en esa paradoja capitalista y de las ideas. Una amiga se abre paso en esa paradoja. La venta de joyería es común por donde ella vive e igualmente en donde trata de vender dentro de la ciudad, la competencia es altísima y la oferta es demasiada a tan solo un par de metros en donde se encuentra, pero poco a poco resalta y encuentra ese camino que le permite ser parte de un grupo selecto que se transforma de emprendimiento menor a una empresa establecida (y refiriendome a empresa no en el término común, si no en la concepción de ser un proyecto que obtiene logros y es autosustentable por su consistencia). Lleva un par de años, al menos desde que la conozco, dando pequeños pasos poco a poco, y ahora parece que ha mejorado su situación, no está en ese estatus de empresa plena pero está muy cerca.
Muchos odiarán el capitalismo, muchos también lo amarán. Podrá considerarse un sistema opresor y demandante de capacidades que no son naturales, podrá considerarse uno liberador donde el usuario es el controlador de lo que se vende y lo que no; lo cierto es que no se puede negar que, con las personas correctas y las ideas claras (ojo, claras, no innovadoras) pueden hacer una transformación a quienes toman el paso de adentrarse a ese mundo del emprendimiento. Hay quienes se quedan en una oficina toda su vida y otros quienes por sus estatus de vida pueden controlar a esos oficinistas, pero quienes deciden ser ambos y a su vez ninguno, solo porque quieren intentar ser autosustentables, para mí, es de admirar. A fin de cuentas, en un mundo perdido como el nuestro, la supervivencia requiere de valentía e imaginación, ¿qué pasaría si nos faltara alguna a todos?
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