Duda de: El mundo machista y cómo pelear la Violencia contra la Mujer y de Género.

 

Fuente: Elaboración propia

El mundo desde siempre ha sido injusto. Con ciertas personas, grupos o entidades ha sido especialmente cruel. Lo que a mí, personalmente, no me cabe en la cabeza es la idea de ser injustos y crueles con una parte la sociedad que es una constante universal en la naturaleza de la tierra: las mujeres o la parte femenina de la vida si hablamos en términos de etiquetas de género impuestas. Como mencioné alguna vez anterior, pensamientos o ideas del tipo "los hombres y mujeres son distintos" o que uno es superior al otro, no son parte de mi bagaje cultural puesto que crecí en un entorno bastante igualitario en el que, por decirlo de una manera coloquial, nos mandaban al diablo a todos con la misma regla sin importar quién hacía qué, si la cagabas era tú responsabilidad. 

Sin embargo, como es sabido, socialmente muchas de las problemáticas que se sufren al nivel de convivencia o interacciones entre personas, es por estos pensamientos desiguales y de superioridad por parte de hombres en contra de las mujeres (Machismo, para abreviar) donde disminuyen y agreden a la otra mitad de la humanidad por cuestiones de atraso cultural al no comprender las capacidades de ellas o simplemente reconocer el valor de que todos los humanos merecemos respeto. Y por eso mismo, cuando suceden injusticias de ataques contra la mujer (y de género en la que también se discrimina por preferencias sexuales a personas LGBT+), hay personas que se disponen con todos sus conocimientos y voluntad para cambiar dichas situaciones. 

La abogada María Paz Rodríguez nos habla de esto, y aunque ella se especializa en temas de derecho empresarial y mediación, es una ferviente activista por la defensa de los derechos de las mujeres así como ha sido parte de grupos de ayuda y ha tratado con casos de violencia contra la mujer. Ella nos relata sus experiencias trabajando en este campo así como las consideraciones que se deben tener para denunciar un caso, al menos al nivel ecuatoriano y en la ciudad de Cuenca. Así mismo, es relevante mencionar que ella, de forma voluntaria, se dedica al activismo feminista puesto que ella también sufrió de casos de violencia (no solo la entendida como física, sino en varias de sus formas menos reconocidas) y al preguntarle sobre cómo se puede reconocer si una mujer o alguien está sufriendo un caso de violencia, supo explicarnos que es una cuestión complicada en la se implican muchos factores. Está, primero, el de que es difícil reconocer a simple vista puesto que el violentador (hablando de forma generalizada pero por lo general suele ser un hombre) mantiene el control tratando en lo posible de ocultar todas la señales que su pareja pueda estar exhibiendo, a esto se añaden grupos de amigos o amigas que, a pesar de que la persona esté mostrando síntomas de que puede estar sucediendo la situación de violencia, estos minimizan o reducen la importancia de dichas señales perpetuando la problemática dando pie a que se alcancen los extremos más lamentables como lo es el crimen de feminicidio. 

Como mencionaba anteriormente, no solamente es el tema de la violencia contra la mujer (que tiene su propia importancia) sino también el tema de la violencia de género, siendo relevante pues ya es una cuestión de ley al menos en el Ecuador donde no se le puede discriminar a alguien donde, en su cédula de identidad o carnét de identificación, esté legalmente reconocido con su género correspondiente y elegido. Y aún así, dicho en la introducción, ese tipo de injusticia también se sigue perpetuando en la actualidad, pudiéndose justificar los discriminares en el hecho de que es un tema que es de reciente auge y solo es una fase social, pero la realidad es que no se trata de eso puesto que, al igual que las mujeres, aunque no reconocidos durante el pasado, era obvio que también ya existían desde los inicios de la humanidad pero por imposiciones de nivel religioso, tradicional y de poder, se ha ido suprimiendo constantemente y demonizando hasta la actualidad, donde la expresión libre en casi todos los paises ha permitido que esta situación vaya revirtiéndose poco a poco pero no es una lucha que vaya a terminar pronto. 

El mundo es cruel, es injusto y es ilógico en cuestiones que deberían ser lógicas a priori. Pero con las personas correctas y las acciones guiadas desde la ética, la moral y la voluntad universales, se corrigen y sobre todo, no se olvidan las injusticias porque no se trata de borrar el pasado, sino de aprender de él. 

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