Duda de: Pinkola y la ciencia

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    No entenderé de política en un nivel muy profundo, pero me gusta reflexionar y pensar sobre muchas cosas. Al fin y al cabo, pensar también es política en un nivel filosófico, porque me permite crear un espacio donde puedo analizar de forma general y pieza a pieza los elementos de una situación que pueda estar pasando en el mundo, en mi mente, o meditar sobre alguna cuestión que en la actualidad utilitarista en la que vivimos es algo inútil. 

Claudia Pinkola tiene un cuento corto que, más allá de hablar sobre la relación que un hombre debe tener para comprender el verdadero ser de una mujer, a mí parecer profundiza todavía más en un aspecto esencial del ser humano que es el de la intuición aplicada al mundo en general. De forma corta, Pinkola nos narra la historia de Manawee, un jóven de una tribu que busca casarse con las hijas gemelas del jefe; este le impone un desafío y es que debía de adivinar los nombres de ambas antes de que se casaran con otro hombre. Manawee puso empeño en dicha tarea pero no lo consiguió, hasta que unos días después llevó consigo a su fiel perro. El animal había encantado a las hijas del jefe y este, a escondidas, había podido escuchar ambos nombres, por lo que su tarea era regresar con Manawee y contarle, pero en su regreso pasaría por varias inconveniencias (distraerse por un hueso, por comida recién hecha, etc.) teniendo que regresar una y otra vez donde las hermanas para recordar los nombres, sin embargo la última vez que lo hace se encuentra con un desconocido que quería sacarle la información al perrito a la fuerza simplemente por quitarle el casamiento a Manawee mas no porque las amara, pero el animal se defendió y se resistió manteniendo en su cabeza los nombres en todo momento, siendo al final liberado y aunque herido, pudo regresar con su dueño para contarle. Al final, Manawee logra llegar con el jefe diciendo los nombres en voz alta y este complacido le da el permiso de casarse con sus hijas, quienes todo este tiempo se habían estado preparando para casarse con él puesto que ellas sabían qué iba a suceder. 

Es un resumen escueto y faltan muchos detalles, pero lo esencial se encuentra en tres elementos: Manawee, el perrito y las hermanas. Pinkola, como es la línea de su libro, utiliza este cuento como una metáfora de una situación psicológica que sucede, en este caso, en la actitud y relación que debe tener un hombre con una mujer para que la unión de una pareja pueda suceder de modo funcional. Manawee, como es obvio, es el hombre que hace el intento de conocer a la mujer (representada por las hermanas) pero en su inexperiencia, falla y se cree derrotado en un primer instante pero la presencia del perrito lo cambia todo. Esta figura representa, según Pinkola, a la intuición e insistencia que debe tener un hombre para conocer a la verdadera mujer detrás de su muro protector (que sería el jefe); conocer los nombres es un acto muy íntimo y requiere de mucha dedicación de esa intuición masculina para descubrirlos, siendo los nombres de las hermanas aquellos aspectos esenciales que marcarían la diferencia entre solo saber un dato y conocer a una persona realmente. Las hermanas, como bien mencioné, representan a la mujer pero no como esta figura controlada, sino a aquella esencia divida en dos partes que conforman a una mujer, dos partes de un mismo ser que, si tienes la astucia, paciencia y constancia para conocer sus nombres, entonces habrás conocido a la verdadera persona. 

¿A qué va con todas estas metáforas aparentemente sin sentido la autora? Pinkola lo aclara maravillosamente en su libro, no tengo porqué repetirlo, pero en mi interpretación no solo se está refiriendo a que en una pareja, el hombre debe ser decidido y utilizar su intuición (que es el perrito que se distrae pero cumple con su tarea) para conocer a aquella persona con la que está unido, no solo física o superficialmente en datos que todos pueden conocer, sino verdaderamente ser aquel que pueda entender cada aspecto y descubrir esas dos partes que conforman al ser que ama. En una visión actual comercial, esas dos partes estarían puestas en grandes tropos como lo son la Mujer Delicada y la Mujer Fuerte, ambas partes son parte de las mujeres pero siempre nos concentramos en la pregunta incorrecta, porque no se trata de cuál es cuál, más bien de cuándo atender a cuál. 

Me desvié por un momento, pero esa reflexión se queda. A lo que iba con que no solo se refiere a una pareja es que también, desde una perspectiva filosófica y científica, se está refiriendo a cómo tratan las personas al conocimiento en su día a día y qué comportamiento deberíamos tener respecto a lo que se nos presenta en esta era de la hiperinformación y dentro de "la sociedad del cansancio" como la llama  el filósofo surcoreano Byung-Chul Han. La humanidad, representada en Manawee, se enfrenta al desconocimiento y la ambivalente bendición/maldición de la ignorancia, reflejada en el jefe que es este muro impenetrable por cuestiones tecnológicas, ideológicas o sociales, pero sobre todo en las hermanas que son aquel saber que buscamos con ansias hacer parte de nuestras vidas pero que está fuera de nuestro alcance de momento. Como humanos, hacemos intentos una y otra vez enfrentándonos a esos "jefes" logrando de vez en cuando superarlos, pero al final en algunos aspectos quedamos derrotados o nos falta tiempo para alcanzar una nueva vía de descubrimiento; por lo que aquí interviene nuestro "perrito", nuestra intuición humana y también nuestra curiosidad innata, aquella que está presente desde nuestro nacimiento. 

Habrás escuchado esto alguna vez: "Somos curiosos por naturaleza" y también habrás escuchado "La curiosidad mató al gato", siendo esta última frase la que representa muy bien nuestro propio intento de detenernos en ese avance de conocer las cosas que el universo tiene en su haber. Nuestro perrito intuitivo se distrae una y otra vez, y aunque en el cuento se trataba de comida y huesos deliciosos, en nuestra realidad se tratarían de empresarios codiciosos, la falta de compromiso social por continuar creciendo el conocimiento o simplemente los intentos incesantes por crear inexactas formas de pensamientos que desvían una reflexión lógica a una demasiado metafísica e inconclusa, olvidándonos una y otra vez de los nombres del conocimiento que deseamos con tanto empeño. A estos intentos incesantes los asocio a la estupidez humana, que quiero creer que no es intencional pero que causa mucho daño a lo largo de ancho planeta así como del largo tiempo; y aunque aquí hubiera podido añadir la famosa frase que se le atribuye a Einstein sobre el universo y al estupidez humana, eso también me mete en la misma bolsa de los errores que se cometen y entorpecen la búsqueda del conocimiento porque estaría utilizando dicha frase sin asegurarme si así fue, pero fuera o no preciso atribuirla al reconocido físico, es cierto que no es imprecisa pues continuamente pruebas de que nuestra capacidad de avanzar y retroceder en el desarrollo de nuestra especie son suficientes para cuestionarnos en repetidas ocasiones si realmente merecemos existir o si nuestra extinción está demorándose más de lo esperado. 

Hay una esperanza a esa cuestión, y está representada en el enfrentamiento del perrito y el desconocido iracundo. Nuestra intuición y curiosidad al final prevalecen, enfrentándose al peligro del arrebato de la verdad, del conocimiento tan esperado, y aunque sufre daños se recupera para regresar o, en este caso, alcanzarnos como una luz que se revela en el camino para nosotros, pudiendo conocer finalmente aquellos nombres del conocimiento que tanto buscabamos con tanta desesperación, logrando superar a los "jefes" de la tecnología, la ideología y la sociedad, logrando un nuevo paso en el desarrollo del mundo humano. ¿A costa de qué? Supongo que esa es una pregunta para otro momento. Sin embargo, me gustaría pensar en esto. 

Hace un tiempo sucedió algo que, de forma básica, se denomina debate pero el resultado del encuentro fue menos que un debate. Una parte monopolizó con sin sentidos todas sus extensas intervenciones mientras la otra apenas pudo tener espacio para si quiera una base de su explicación, siendo relegados a simples espectadores más que activos participantes del supuesto intercambio. Esta discusión nació a partir de un roce discursivo que hubo entre uno de los científicos y uno de los conspiranóicos involucrados, siendo el segundo quien iniciaría con declaraciones en un encuentro distinto sobre situaciones inverosímiles, historias fantásticas y casi ningún dato confirmable (por no decir nulos); y el primero respondió desmitiendo y discutiendo las declaraciones dadas, tachándolo de, en pocas palabras, de idiota. Aquel primer "encuentro" escaló hasta el supuesto debate donde las cosas no se terminaron de aclarar nunca porque sucedió lo mismo que en ese primer roce. ¿A qué voy con este relato? Simplemente a que vemos una representación del cuento de Manawee en una interpretación científica, siendo el conspiranóico aquella distracción y hombre violento que trata por todos los medios llamar la atención sobre cuestiones que no tienen hechos comprobables y están llenas de agujeros por todas partes que hacen que apenas se sostengan, haciendo de aquel circo una forma muy fácil de hacerse famoso pues a los estúpidos los ve más gente; y es el científico (aclaro que lo llamo así pues es doctor en Física pero también es un intelectual sobre otras áreas del conocimiento) en quien se reflejan tanto Manawee como el perrito intuitivo, quien se toma su tiempo y dedicación para tratar de combatir esta parte mediocre de la sociedad, de embusteros y estafadores, pero a diferencia del cuento, el perrito intuitivo no hace que el hombre violento se vaya, sino que lo sigue hasta Manawee y hace de su vida un desastre peor; en otras palabras, el conspiranóico no dejará de atentar contra la paciencia del estudio y la búsqueda metódica del conocimiento. 

Me gusta preguntarme constantemente: ¿Será que los conspiranóicos, los que se dicen "despiertos" y que hacen verdaderas estupideces y locuras con tal de sostener sus mentiras lucrativas, realmente se creen aquello que predican o solo es un personaje que lo llevan hasta las últimas instancias? Esa pregunta me ataca a menudo por las redes sociales. Hay que ver a tanto estúpido andar para tener cuidado de no encontrarse con uno, y lo más triste de todo es que lo que termina siendo ahora la sociedad es "Cuando el estúpido habla, el inteligente calla" y yo añadiría "y caemos por un barranco".

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